Ponerse en el lugar del otro
Es fácil fácil juzgar, opinar, aconsejar desde fuera. Ponerse en la piel del otro, caminar con sus zapatos, empatizar, requiere mucha compresión y flexibilidad; flexibilidad para aceptar que cada uno percibe el mundo en función de sus vivencias, de su personalidad, de sus creencias y valores. Es decir, de su historia, de su vida.